miércoles, 22 de febrero de 2012

MARIONETAS


                                                           


       
                                                                                                  



















lunes, 20 de febrero de 2012

IMPRESIONES



ARQUITECTOS.
Aún recuerdo el papel pintado de mi habitación de niño de ocho años. Uno de los pasatiempos con los que me entretenía en los largos momentos de la siesta consistía en observar las diferentes figuras que aparecían en la pared, dependiendo del color en que ponía mi atención. A veces ocurría que no podía volver a reconstruir la imagen perdida cuando cambiaba el foco de mi mirada. Formaba parte de la magia de las tardes veraniegas, imágenes que vienen y van.
 Realizando los perfiles simétricos he tenido la misma sensación al ponerle color al espacio que quedaba entre las líneas dibujadas.  Encontrar una relación placentera con la línea amable de la curva o aceptar la agresividad del ángulo. Ver aparecer rostros, ver aparecer recipientes, ver como desaparecen rostros. En definitiva ver como juega el vacío con la forma, con lo que hay fuera de nosotros y con lo que viene desde nosotros. Somos los arquitectos de nuestra realidad.

LÓGICA.
Las expectativas, la impaciencia, la necesidad de un encuentro lógico entre nuestra mirada i la imagen que tenemos que plasmar en un dibujo nos remueve, me remueve. Más allá de la seguridad de lo conocido o lo desconocido está la inseguridad de lo transformado. Un caballo o un retrato al revés dejan  de ser un caballo o un retrato. La transformación te obliga a una nueva perspectiva sobre lo que en un principio era previsible. Damos un espacio a la sorpresa. Dejamos que nuestra mente, desarmada  de su espacio propio: la lógica, se rinda y nos permita entrar en otros espacios donde la mano gobierna a los sentidos. No hay resultado, solo proceso. No hay futuro, solo presente.

RESBALANDO
Sentir como bajo la presión de tu mano se deshace la cera y aparece el color. Impregnar de suavidad el papel. Es la sensación de hollar la blancura de la nieve virgen. Dejar una huella. Me entrego a la calidez del viaje que realizan las ceras conquistando forma tras forma, dejando su rastro suave. Recuerdos de jabón, de arcilla, de gelatina, de musk. Resbalar, acariciar, patinar, recorrer. Al final, la belleza del mosaico multicolor.

EL REGALO.
El lenguaje del dibujo era uniforme, metálico, frío a pesar de las curvas sinuosas que buceaban en el imaginario submarino. El movimiento ondulatorio,  recuerdos de Nemo y de su  Nautilus, la suavidad del vaivén de las olas,  penetrados por el gris metálico de un lápiz.
 Todo no era más que una trampa o una sorpresa, simplemente había que traspasar la esquina del papel para encontrar otra calle, otro paisaje, otro mar. El color se había enredado en el dibujo y las ceras habían dejado su regalo de sensaciones. Dos caras, dos mares, dos miradas.



EL JUEGO.
La letra  se dibuja y el dibujo se lee. Se rompen las rigideces de los espacios. Las palabras significan y los significados se divierten en el nuevo juego de las formas, se relajan o se imponen. El artículo reclama en el dibujo un lugar de privilegio que le niega la gramática. La frase se retuerce, se repite, se estira, se despereza. “Cuando se despertó el dinosaurio todavía estaba allí”.  Los ojos del niño miran el cuento.

EL SECRETO.
Capa sobre capa, forma sobre forma, color sobre color. La cebolla va liberando sus pieles para que nuestros ojos se emocionen. De igual manera el color de cera se deja cubrir, se esconde bajo otra capa de color, para reaparecer con otra intención después del rascado, dándole forma a la sorpresa. Raspar para liberar el color oculto nos da la emoción de compartir un  secreto, de abrir una puerta al pasado de una lámina, de enlazar dos tiempos en una misma creación.

EL LATIDO
Hacia afuera y hacia adentro.
 Expansión, explosión de color, expresión de la libertad que nos da el gesto atrevido del dedo sobre el papel, conquistando nuevos espacios más allá de donde había previsto el primer golpe de color.
 Contracción, llenar el vacío, expresar la emoción de lo íntimo, de la mezcla del color en el espacio de lo pequeño.

ALQUIMIA
Ser participe de la alquimia del color. Sentir el cambio, la transformación, la mezcla. Cuando se crea un nuevo color hay entrega, renuncia, que da lugar a algo nuevo, a algo compartido. El azul cede parte de su esplendor para recoger la calidez que le ofrece el rojo y así participar en el acogedor lila. Cuando la pintura del color se va mezclando primero hay cierta resistencia, las betas de un color se sobreponen al otro, hasta que llega la rendición i la belleza compartida. El pincel y la mano nos guían por una auténtica vivencia emocional. Colores, agua, emoción.